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El contraste dinámico ha ido mejorando a lo largo de los años y, en la era de los monitores para juegos HDR, a menudo es esencial para obtener una calidad de imagen impactante en los juegos, películas y contenidos televisivos.
Ahora nos preguntan a menudo sobre el contraste, un tema cuya popularidad ha ido creciendo desde que HDR entró a lo grande en escena, o en pantalla, allá por 2016. El contraste ha sido siempre una especificación esencial de las pantallas, pero con el HDR marca una diferencia aún mayor. Luego está el contraste dinámico, una cifra tremendamente variable que a menudo confunde a los consumidores. Tras consultar a varios de nuestros jefes de producto e ingenieros en la sede central de BenQ, decidimos… arrojar más luz sobre el asunto. El contraste es de especial interés para los jugadores, ya que los videojuegos basan su expresión en detalles perfectos al píxel. No obstante, tampoco los cinéfilos les van muy a la zaga en lo que se refiere a dependencia y valoración de una buena relación de contraste.
Todos los monitores y televisores se basan en el contraste para mostrar escenas oscuras o zonas negras de la pantalla. Casi todos ellos muestran bien los blancos en general, pero los negros son harina de otro costal. Con poco contraste, los negros o las zonas oscuras parecen más bien grises. Hay a quien no le importa eso, pero en general es mejor contar con un alto contraste para garantizar la precisión de las escenas oscuras. Si jugamos a algo como Outlast o Resident Evil 7, no queremos que los negros parezcan grises y desvelen todos los detalles ocultos. Eso restaría emoción a la experiencia de un juego de terror. Lo mismo ocurre con las películas y los programas de televisión: a veces los realizadores y directores de fotografía no quieren que veas ciertas cosas, de modo que las esconden en la oscuridad. Un escaso contraste arruinará ese efecto.
El contraste es la diferencia máxima entre el blanco y el negro en una pantalla determinada. Como ya hemos dicho que el blanco no es un gran problema para los monitores, se usa como punto de referencia. Así pues, cuando vemos cifras como 2500:1 del EX3501R, significa que el panel puede tener negros que son 2500 veces más oscuros que su valor más brillante. Esto es generalmente bueno, aunque incluso 1000:1 es más que adecuado.
Nota: Cuando decimos que las zonas brillantes o blancas de la pantalla no son un problema para los monitores, no queremos decir que todos los brillos sea iguales en todos los paneles. El brillo se mide en nits o candelas y varía mucho entre pantallas. Para hacer HDR, un panel debe poder superar los 350 nits o candelas. Además, el contraste se mide por panel; no es un valor universal. Los ingenieros prueban cada panel y averiguan la diferencia entre el punto más brillante y el más oscuro de un monitor concreto para determinar la relación de contraste.
Mientras que un valor como 2500:1 es el contraste nativo producido por el panel sin procesamiento adicional, el contraste dinámico entra a menudo en la estratosfera de las especificaciones con valores como 20 000 000:1. Si observamos la configuración de nuestro monitor o televisor, es probable que nos encontremos con algo llamado potenciador del contraste o un nombre parecido. Los monitores BenQ utilizan diversos algoritmos y herramientas de procesamiento como Black eQualizer, Light Tuner y HDRi para afinar y ajustar tanto el contraste como el brillo. Este procesamiento en las pantallas modernas mejora el contraste hasta producir un gran efecto y no debe ignorarse como si fuera mera propaganda.
Érase una vez que el contraste dinámico estaba muy mal visto. Los aficionados a la imagen lo consideraban una trampa y muchos pensaban que el efecto desembocaba en la pérdida de detalles. El retraso debido al procesamiento adicional también preocupaba mucho a los jugadores.
Todas estas cuestiones siguen siendo válidas hasta cierto punto. Por ejemplo, no podemos negar que el contraste dinámico añade un poco de retraso de entrada, ya que de hecho es otro paso más para visualizar una imagen. Sin embargo, los procesadores de los monitores no dejan de mejorar. La mayor parte del estigma asociado con la mejora del contraste se remonta a la década del 2000, cuando las primeras pantallas LCD realmente populares tenían un contraste deficiente e implementaban realces de contraste mediocres.
Esos tiempos pasaron. Nuestro típico televisor o monitor de buena calidad encierra una potencia de procesamiento considerable y puede gestionar una mejora efectiva del contraste sin reducir los detalles. En cuanto al retraso de entrada, cuando se daba por buena una cifra de 50 ms en los LCD, sin duda cualquier procesamiento adicional suponía un problema. Ahora, un buen monitor de juegos a 144 Hz apenas supera los 20 ms, incluso en el peor de los casos, con todo puesto y conectado a una fuente especialmente exigente o lenta. En estas circunstancias, el retraso de la mejora del contraste no se nota, a menos que tengamos una percepción sobrehumana.
El contraste dinámico se usa mucho hoy en día. En vista de los elementos de procesamiento de alta velocidad que incluyen los monitores y televisores, el aumento del contraste mejora la calidad de la imagen y ofrece oscuros más negros que los producidos de forma nativa por los paneles. Si echamos un vistazo a los sitios de reseñas de TV profesionales, veremos que la mayoría recomiendan activar la mejora del contraste para obtener el mejor efecto HDR. Esto se debe a que los paneles se producen aún con relaciones de contraste nativas que pueden ser demasiado bajas para las exigentes demandas de salida de HDR.
Ha pasado el momento de tener miedo al contraste dinámico. Démosle una oportunidad. ¡Siempre podemos quitarlo si no nos gustan los resultados!
