El mapeo de tonos estático comprime contenido HDR de alta luminosidad en el rango limitado que puede ofrecer un proyector—normalmente por debajo de 500 nits—usando una única curva fija. Esto significa que, sea una escena brillante u oscura, siempre se aplica el mismo tipo de mapeo.
Como consecuencia, si la curva de mapeo favorece la luminosidad, las sombras se pierden y desaparecen detalles importantes en zonas oscuras. Por otro lado, si la curva favorece las sombras, los puntos claros se aplanan y los detalles en zonas brillantes quedan lavados. Este equilibrio delicado implica que el mapeo estático siempre obliga a renunciar a algo, sacrificando partes claras u oscuras de la imagen según el ajuste elegido.
Las marcas normalmente han optado por ajustar subjetivamente, buscando un equilibrio que resulte “lo más aceptable posible”, pero esto finalmente compromete la intención original del creador.