Retraso de entrada y tiempo de respuesta en monitores para juegos: ¿qué diferencia hay y por qué debería importarnos?

BenQ
2020/01/05
Response describes the length of time a given monitor or panel needs to change the properties of each pixel.

Si nos estamos planteando comprar un nuevo monitor para juegos, ya sea de 60 Hz, 144 Hz o incluso 240 Hz, lo más probable es que estemos valorando dos especificaciones muy importantes. No nos referimos a la resolución, pues damos ya por descontado que encabeza la lista junto al tamaño de la pantalla. Nos referimos al retraso de entrada y al tiempo de respuesta. Aunque la mayoría de los compradores potenciales de monitores para juegos saben lo que significa la frecuencia de refresco (o velocidad de fotogramas), mucha gente sigue confundida acerca de la diferencia entre el tiempo de respuesta y el retraso de entrada.

Además, aunque el tiempo de respuesta figura en la sección de especificaciones de casi todos los monitores para juegos, rara vez aparece el retraso de entrada. Esto se debe a que, a pesar de la confusión existente, ambos términos son muy diferentes. Los fabricantes pueden calcular y evaluar fácilmente los tiempos de respuesta del monitor en la fábrica, pero el retraso de entrada (o latencia de entrada) presenta desafíos mucho más complejos. Muchos de los factores que intervienen en el retraso de entrada no tienen nada que ver con el monitor o con el proceso de fabricación empleado para hacer la pantalla, por lo que sería una negligencia por parte de los fabricantes arriesgarse a garantizar retrasos de entrada.

A pesar de ello, como interesados en los juegos y en los monitores para ellos, sin duda debemos conocer bien estos dos términos que, aunque relacionados, son distintos. La razón para ello es que, si optamos por un monitor barato que acabe teniendo una respuesta lenta o mucho retraso, puede que no nos permita disfrutar de los juegos. Incluso los monitores con altas frecuencias de refresco pueden ser lentos a este respecto. Si sufren de un tiempo de respuesta lento y alta latencia, nuestros juegos presentarán problemas como el desenfoque de movimiento y el efecto fantasma. Además, al controlar las acciones de los juegos nos sentiremos “desconectados” y no obtendremos la respuesta esperada. Por eso los jugadores deberían aprender más sobre el tiempo de respuesta y el retraso de entrada, además de la diferencia entre ambos.

Para empezar, ¿a qué viene la confusión?

Una respuesta bastante sencilla a esta pregunta es que el tiempo de respuesta forma parte de la latencia general de entrada. Eso probablemente explica por qué tanta gente malinterpreta el hecho de que ambas especificaciones describen aspectos diferentes pero relacionados en un monitor para juegos. Puede que otro motivo de confusión resida en el hecho de que ambos se refieren a la velocidad y han entrado a formar parte del debate popular sobre los monitores para juegos como aspectos a considerar para un rendimiento óptimo del monitor. Mencionados a menudo en la misma frase, el tiempo de respuesta y la latencia de entrada se funden a veces.

Sin duda, ambos nos dicen cosas importantes sobre la velocidad de un monitor para juegos, pero desde perspectivas muy diferentes. El tiempo de respuesta depende completamente del monitor propiamente dicho, mientras que el retraso o la latencia de entrada incluyen todo el proceso desde que se pulsa un botón hasta que se observa la acción correspondiente en la pantalla.

Simplificados al máximo, ambos términos indican la velocidad con que cambian las imágenes en una pantalla y la reacción a nuestras acciones, pero esa es una descripción muy simplista que no hace justicia al tema, así que echémosles un vistazo más de cerca.

La importante respuesta de los píxeles

La respuesta describe el período de tiempo que un monitor o panel determinado necesita para cambiar las propiedades de cada píxel. Dado que los LCD TFT se componen de millones de píxeles (o transistores), por ejemplo 8,3 millones en un monitor 4K, está claro que la velocidad es esencial. El tiempo de respuesta nos dice cuánto tiempo necesita un monitor para pasar un píxel de rojo a verde, como ejemplo. Cuanto más bajo sea ese valor, más rápida será la actualización de la imagen, lo que implicará una visualización más suave que permite mayores frecuencias de refresco.

Los fabricantes de monitores indican los tiempos de respuesta GAG, es decir, de gris a gris. Esto se debe a que cambiar los píxeles entre diferentes tonos de gris es mucho más rápido que cambiar entre los colores base (RGB). De todas formas, no es un dato engañoso: el valor proporcionado no deja de ser una excelente indicación de la velocidad del monitor. Los tiempos de respuesta GAG por debajo de 5 ms están bien para los juegos, aunque lo deseable sería bajar a 1 ms. Un tiempo cero es imposible con la tecnología actual, de modo que no nos hagamos ilusiones, ni creamos a nadie que nos diga que su monitor lo proporciona.

Podemos pensar en el tiempo de respuesta de la siguiente manera: estamos en un juego con perspectiva en primera persona y decidimos girar a la izquierda por un callejón. Nuestro monitor obtiene los datos del PC o la consola y necesita actualizar la imagen que vemos para que refleje los nuevos gráficos que se están cargando. Un monitor de 5 ms hace esto cinco veces más lento que una pantalla de 1 ms. Por supuesto, estamos hablando de milisegundos, por lo que la diferencia podría ser imperceptible. No obstante, todo cuenta por poco que sea, ya que los juegos, por su naturaleza, deben responder con agilidad y, como dijimos, el tiempo de respuesta contribuye al retraso general.

Los diferentes tipos de paneles de monitor para juegos admiten tiempos de respuesta ligeramente distintos, aunque los avances tecnológicos han ayudado a acortar las diferencias. La respuesta más rápida se produce en los paneles TN, que generalmente son los mejores para los juegos basados en los reflejos. Prácticamente todos los paneles TN de hoy en día ofrecen 1 ms, por lo que también son los únicos capaces de llegar a frecuencias de refresco de 240 Hz. Los paneles VA e IPS ofrecen generalmente de 2 a 5 ms, pero proporcionan mejores colores y ángulos de visión. También hemos abordado las tecnologías de los paneles, para quienes deseen saber más.

Entre los tres tipos de paneles principales, los TN realizan el menor procesamiento de píxeles, lo que explica sus altas velocidades. Los paneles VA e IPS se han diseñado para garantizar mejores colores, pero eso requiere más procesamiento, lo que implica retrasos. Por así decirlo, como panel más simple entre los convencionales, el TN ofrece los tiempos de respuesta más rápidos yendo directamente al píxel.

Hay que tener en cuenta que, por razones físicas, cuanto más grande es la pantalla, más lento es el tiempo de respuesta. Del mismo modo, cuanto mayor sea la resolución, más lenta será la respuesta. Más grande significa que las señales tienen que viajar más lejos de las fuentes principales de energía y procesamiento del monitor, y una resolución mayor implica más píxeles que actualizar. No obstante, aquí cabe poner un gran “pero”. Gracias a que la tecnología es cada vez mejor, los monitores actuales superan muy bien estos obstáculos. En la práctica, hoy en día casi no hay diferencia entre los monitores de 24 y de 32 pulgadas, y las pantallas 4K funcionan tan rápidas como los monitores de 1080p.

De la pulsación a la pantalla

El tiempo total requerido para mostrar una acción en la pantalla es lo que se conoce como retraso de entrada. En este caso, la palabra entrada se refiere principalmente al usuario. Este pulsa una tecla o el botón de un controlador y luego espera a que se produzca la acción correspondiente en su monitor para juegos (o televisor). El retraso de entrada es el tiempo que transcurre hasta que ve esa acción.

El retraso de entrada depende de una serie de factores. Desde nuestro controlador o teclado, la señal pasa al PC o a la consola. Si utilizamos dispositivos de entrada inalámbricos, esa transferencia lleva un poco más de tiempo que con los equivalentes por cable. Luego, el PC o la consola invierten cierto tiempo en procesar los datos que han recibido y, a continuación, un tiempo adicional para enviar la información gráfica por el cable hasta la pantalla. En general, podemos decir que HDMI y DisplayPort tienen la misma velocidad: la de la luz. Así pues, los cables no son un problema importante, aunque sí que son un paso más. Luego, cada monitor tiene unidades de procesamiento que reciben las señales y se encargan de actualizar la pantalla. Por lo tanto, los circuitos internos del monitor introducen cierto retraso. Como mencionamos anteriormente, el tiempo de respuesta influye en la latencia. Eso significa que el tiempo que un monitor necesita para recibir una señal, procesarla y luego cambiar sus píxeles para representar imágenes, obviamente, aumenta la latencia.

Cualquier procesamiento de imagen realizado en nuestro monitor incrementa la latencia. Incluso en el caso de que el tiempo básico de respuesta sea de 1 ms, si el monitor añade refinamientos como HDR, brillo y contraste dinámico, nitidez de bordes, atenuación local, etc., la latencia aumenta. Hay que anotarse por tanto una regla básica: el procesamiento de imágenes implica retraso.

Por eso recomendamos usar para los juegos el modo PC o el modo juego. Dichos modos desactivan la mayoría del procesamiento de imágenes, para ceñirse lo máximo posible al tiempo de respuesta básico del monitor. ¿Cómo medimos el retraso de entrada? También en milisegundos, pero es mucho más que el tiempo de respuesta. Los monitores realmente buenos, como el BenQ EL2870U, el monitor 4K HDR EW3270U y el monitor para juegos EX2780Q de 144 Hz con altavoces, arrojan tiempos de 9 o 10 ms según pruebas realizadas por terceros, pero la media oscila entre los 15 y los 22 ms en los monitores normales para juegos y los televisores pensados para esta actividad. No deberíamos poder detectar ningún efecto negativo con esas cifras de latencia y sentiremos que nuestros juegos responden con rapidez. La gente solo comienza a notar problemas de sincronización cuando la latencia supera los 40 ms o así y por encima de los 50 ms es básicamente imposible jugar. No es para tomárselo a broma: hay muchos monitores y televisores baratos que incluso hoy en día ofrecen rendimientos más lentos que eso, lo que da al traste por completo con las experiencias de juego.

Tomémonos nuestro tiempo: es el monitor el que debe ser rápido

Cuando compremos un monitor para juegos, debemos investigar, leer los comentarios y consultar las hojas de especificaciones. Es probable que encontremos el tiempo de respuesta de cada modelo con bastante facilidad, pero los análisis y publicaciones en los foros arrojarán más luz sobre el retraso de entrada. Quedémonos con marcas reconocidas y establecidas. Busquemos monitores que mencionen específicamente los juegos, ya que los buenos fabricantes no anunciarán un rendimiento adecuado para jugar si el monitor es lento; así de simple.

También es simple la diferencia entre el tiempo de respuesta y la latencia de entrada. El primero depende solo del monitor y nos ayuda a calibrar la rapidez del panel por sí solo. La segunda se refiere a un dato mucho más completo y útil porque incluye el tiempo de respuesta e indica la experiencia de juego real que tendremos con un monitor o televisor.

Así que, ¡atención! No nos apresuremos y busquemos un monitor que nos haga felices.

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